miércoles, 4 de agosto de 2010

EL FIN ... NO JUSTIFICA LOS MIEDOS

Ante la gran cantidad de injusticias que cometen los gobiernos (federales y locales) no es exagerado pensar que cualquier tipo de acciones pueden desatar su enojo y , por lo tanto, las represalias. Un ejemplo de ello se dió el domingo pasado, con la organización de una "cadena humana" --como protesta en contra de la construcción de la Supervía Poniente. A pesar de que muchísimas personas estamos en contra de la construcción de este aberrante proyecto, a esta manifestación no se sumaron muchos de los inconformes. Sería bueno que nos deshiciéramos de esa absurda idea de que el gobierno puede tomar represalias si exigimos nuestro derecho a opinar y a decidir. La cadena que se formó estuvo llena de entusiasmo y energía, pero tendría que  haberse formado "de una sola pieza" desde la Casa Popular hasta la colonia La Malinche, que es donde está el plantón de un grupo de valientes que se oponen a la entrada de la maquinaria pesada para iniciar las obras.
Este tipo de acciones es sólo una idea de la gran cantidad de cosas que se tienen que llevar a cabo para que el gobierno del DF no desoiga el reclamo popular, pues sucede que como ya encontraron oposición por el lado de La Malinche, ahora ya están inciando las obras por otra parte. Definitivamente son la política y el dinero lo que realmente les interesa y les mueve: si , por lo pronto, no han querido utilizar la fuerza pública en contra de "los rijosos" de La Malinche, eso no significa que tarde o temprano llegaran a tratar de quitar o hacer a un lado a quienes les estorban. Tampoco es un secreto que no escatimarán en recursos para tratar de lograr sus objetivos, por ello es necesario que haya una mayor y mejor organización entre quienes nos oponemos a que la Supervía sea una realidad, porque ahora mismo padecemos las consecuencias del deterioro ambiental y no debemos dejar de estar alertas.
A la lucha en contra de esta imposición gubernamental hay muchos que se qusieran sumar, es por ello que quienes están al frente del movimiento en contra de la Supervía tienen que perder el miedo, ejercer la autocrítica y escuchar lo que pueden ser aportaciones valiosas en cuanto a ideas o acciones. Sin duda es mucho lo que han logrado hasta ahora, pero aún es muy largo el camino por recorrer para impedir que esta locura se convierta en una realidad que afectará no sólo a la parte poniente de la ciudad.

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