Marcelo Ebrard es como decían las abuelitas: candil de la calle y oscuridad de su casa. Si no lo creen, espérense a que se dejen venir los más de 60 alcaldes invitados a la Cumbre Climática que se celebrará en México. Después de todas las promesas incumplidas de sustentabilidad que hizo durante su campaña, de la falta de acciones al respecto y su obsesión por construir la Supervía Poniente, realmente poco (o nada) tendría que hacer en un evento de esta naturaleza.
Pero quizá el verdadero problema es que hemos dejado éste, que es un problema verdaderamente grave, en manos de los políticos. Los alcaldes que vendrán a la dichosa Cumbre ¿se informarán de las condiciones reales y las acciones que se toman en la Ciudad de México para atender el problema? o diplomáticamente se conformarán con escuchar las versiones oficiales que expongan Ebrard y sus secuaces, perdón su Secretaría de Medio Ambiente y el resto de los involucrados en este tema.
Mientras todos estos se la pachanguean haciendo Cumbres, el problema se agudiza. De hecho algunos sectores ecologistas opinan que la denominación debería de modificarse y ser llamada CRISIS CLIMÁTICA o PROBLEMA CLIMATICO, pues estos términos definen con mayor exactitud la gravedad del problema. En ese sentido tienen toda la razón, pues no han sido pocas las veces que he escuchado a la gente atribuir las condiciones del clima a caprichos atmosféricos, como si el término Cambio Climático estuviera referido solamente a predicciones del estado del tiempo que dan en los noticieros matutinos.
La gravedad del problema tendría que ir más allá de la política y la diplomacia. Sería bueno que las dimensiones de la situación abrieran la puerta de la conciencia y con ellla del derecho a exigir acciones reales y no sólo palabrería. Ya no se trata de hacer como que se hace algo al respecto. Habría que preguntar a los más de 60 distinguidos invitados si conocen la intención del Jefe de Gobierno de la Ciudad de México de construir la Supervía Poniente y los daños que ésta provocará, primero al D.F. y tarde o temprano al mundo entero. Esto no es ni exageración ni algo descabellado, pues la CRISIS CLIMATICA ya está aquí, no se trata de impedir que llegue, sino que se agudice.
Si a los participantes de la Cumbre realmente les interesa conocer la verdad, tendrían que exigir conocer las realidades no sólo de lo que ocurre en México, sino en todas y cada una de las ciudades participantes, para llegar a acuerdos y encontrar soluciones realesal problema.
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